Referencias temáticas
Edición electrónica

La planta, hoja a hoja
Tras el éxito de Cabalgar la bala King ensaya la novela por entregas
directamente del productor al consumidor

José Antonio Millán

 

 

La aventura de Cabalgar la bala en "Edición electrónica y digital"

Titulares y noticias
del sector editorial

 

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(arriba) Carta abierta de King en su sitio oficial

Los libros por entregas fueron un procedimiento común en el siglo XIX, cuando permitieron a los lectores ir comprando cómodamente pedazos de obra. Por cierto, que el autor también podía ir escribiéndolos (y cobrándolos) poco a poco, y por último, pero muy importante, el editor podía hacer un test de la respuesta del público, y cancelar una experiencia poco exitosa o por el contrario prolongar la que tenía buena acogida.

Además, el sistema de entregas mantenía la tensión narrativa, porque el que quisiera saber qué pasaba con el héroe colgado de una ventana al final de un capítulo, debía esperar a la siguiente entrega para leer el desenlace. Es conocido el caso del público que se agolpaba para esperar en los muelles americanos la llegada de las entregas que expedían los editores desde Inglaterra.

Pues bien: la reencarnación digital de las entregas ya se ha anunciado de la mano del último perturbador del cotarro editorial, Stephen King, a pocos meses de su venta masiva en la red de su novela Riding the Bullet. King, que ya había coqueteado con el sistema de entregas en edición tradicional, ha declarado ahora que quiere hacer la prueba con una obra, La planta, que tenía abandonada hacia años. Las entregas estarán en la Web abiertas (no protegidas por un procedimiento criptográfico), y la gente podrá cogerlas libremente y pagará si quiere. Los lectores que se bajen cada una de las primeras tres entregas (que tendrán unas 5.000 palabras) se comprometen a pagar 1 dólar, y él se compromete a mantener la oferta si  no le roba demasiada gente. Para investigar el terreno, King  montó el 7 de junio una encuesta en su sitio. Una semana después, tras una respuesta "pequeña pero entusiasta" (fueron unos pocos miles de personas las que contestaron), los que se declaran partidarios del juego limpio sacaron una abrumadora ventaja...

¿Estamos ante un intento de "saltarse" a las editoriales, distribuidores y libreros? La "era del acceso universal",  ¿permitirá sobrevivir por sí solos a los autores que no necesitan promoción? El entorno de King (aunque no él personalmente) ha negado que tenga esa intención. En marzo el agente de King, Ralph Vicinanza,  decía en Publisher's Weekly que su autor no trataba de convertirse en autoeditor. En abril, a pocas semanas de la experiencia de Riding the Bullet (500.000 ejemplares vendidos), el agente me contaba que todo se trataba de "un experimento" que no iba a continuar.

Bien: con tres o cuatro o cinco experimentos así, King ya puede tener su propia editorial por línea. Fijémonos en que el hecho (por otra parte inevitable) de que en seguida se rompiera la protección de Riding the bullet no le impidió ganar una gran suma con ella. La fórmula que escoge ahora es aún más clara: la obra no estará protegida, pero si los lectores no pagan por ella, dejará de escribirla. Probablemente se abre una nueva era de las relaciones entre autores y lectores. Esto es sólo el principio.

 

 

Cuando el 24 de julio, la fecha prevista, el sitio web de Stephen King se ha abierto a la primera entrega de su nueva novela, algo se ha puesto en claro: King quiere pelea.

Se recordará que cuando en marzo King vendió por la Red su novela Cabalgar la bala, la sacó bajo el sello de su editor, Simon and Schuster, con la colaboración de un par de librerías virtuales, y bajo distintos sistemas de cifrado (GlassBook y Rocket E-book). La protección de estos sistemas impedía que la obra se pasara a otro ordenador distinto del de la compra, o incluso que se imprimiera. Sin embargo, pronto empezaron a circular copias desprotegidas de la obra.

La planta, la nueva novela por entregas, sale sin protección, en un archivo PDF (que se debe leer con el Acrobat Reader), y que se puede imprimir. Para los pagos, hay que dirigirse a la librería Amazon, aunque la transacción (por tarjeta de crédito, cheque o transferencia) se puede hacer antes o después de la descarga del archivo. Sí: parece que está todo, aunque... ¿qué ocurre con el editor? ¿Bajo qué sello aparece la obra?

La primera página del libro muestra una editorial, Philtrum, radicada en Bangor (el pueblo donde vive King). ¡King se ha saltado a sus editores tradicionales para montar su propio sello! ¿Será un simple juego? En absoluto: "Amigos míos", dice King a los visitantes de su sitio, "tenemos la oportunidad de convertirnos en la peor pesadilla de la Gran Edición". Y prosigue: "Nada de e-books, nada de enojosos cifrados... ¿Quieres imprimirlo y enseñárselo a un amigo... ¡Adelante!". Si esto no es una postura desafiante, no sé cuál podría serlo...

La planta, por cierto, es una novela epistolar, que empieza con un autor que somete su manuscrito a un editor, sigue con el memorándum que un lector editorial (fumado) envía al director... ¿Habrá destapado Internet, con su posibilidad de contacto directo autor-público, alguno de los agravios pasados que algún lector editorial (¿fumado?) hiciera a un joven King?

Sea como fuere, la primera entrega está ahí. La segunda salió el 21 de agosto y la tercera está prometida para el 25 de septiembre. King ha prometido que sólo seguirá si se consigue que el 75 % de los que se bajan la obra la paguen.Las entregas se pueden bajar sin pagar (aunque un enlace de "pago posterior" permite que los arrepentidos vuelvan). Al tiempo, hay una extraña dinámica de precios: las restantes entregas, de la 4ª a la 8ª, costarán el doble, dos dólares. Con ello el libro entero se pone en total a 13 dólares: ¡el precio de una edición en rústica!

¿Que pasará? Habrá mucho latrocinio, seguro, pero también algún fan ha pagado más de lo que le correspondía, con tal de no quedarse sin lectura... Y yo no descartaría que un millonario altruista pagara una buena cantidad al autor para que siga con su trabajo. Con ello, habríamos quizás vuelto a la época de los patrocinadores (arístócratas o millonarios) que mantenían a los artistas, y a cambio éstos propagaban las excelencias de sus señores... Veremos cosas curiosas.

King ha creado una lista de distribución sobre La planta: http://www.stephenking.com/plantlist.html

Su sitio: http://www.stephenking.com/

 

Versión ampliada y puesta al día de lo publicado en Ciberp@ís. Última versión, 23 de septiembre del 2000

 

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