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En las Culturas de Ullán

Memorias de una colaboración periodística

 

José Antonio Millán

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Publicada originalmente en José-Miguel Ullán.
Palabras iluminadas.
Madrid, La Casa Encendida, 2012

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Voy a contar una pequeña anécdota de mi relación con José-Miguel Ullán hace un cuarto de siglo.

Para alguien que, como yo, disfruta haciendo incursiones por terrenos fronterizos, uno de mis principales problemas ha sido siempre encontrar una plataforma en la que dar salida a mis creaciones. En este momento, por suerte o por desgracia, eso ya no es es un problema: sencillamente, me autopublico lo que me apetece en mi propio sitio web. Pero allá por principios de la década de 1980 tenía una serie de planes literarios o similares que no tenían una forma clara de salir a la luz.

Cuando José-Miguel Ullán empezó a dirigir el suplemento "Culturas" en Diario 16 (lo que me parece que fue en 1986), pensé que a lo mejor tenía ahí un cómplice perfecto para mis atrevimientos. Y no me equivocaba en absoluto...

Había concebido un plan extraordinario: un poco harto de las habituales reseñas de libros en los suplementos de cultura, planeaba una salida por la tangente. Quería hacer una sección que 1) tratara de libros que en modo alguno fueran "novedades" (que pudieran haber sido publicados incluso años atrás), 2) que no pertenecieran a los géneros habitualmente reseñados en la prensa (¡no más novelas, por favor!), y 3) que estuvieran fuera del circuito habitual de editoriales: en la sección podrían tratarse desde libros editados por su autor hasta ediciones de asociaciones ignotas o editoriales inexistentes.

Con el atrevimiento que nace de la juventud, escribí a Ullán una carta (a máquina y en sobre, como se hacía en esa época), y le expuse mi plan. Lamento no haber guardado una copia, pero venía a decir que mi propósito era hacer que el lector descubriera el encanto de estas obras como si se tratara de joyas venidas del fondo de la antigüedad: la mirada limpia con la que caemos ahora sobre un poema agrícola bizantino, por ejemplo. Era, hoy lo veo claramente, una idea completamente postmoderna, pero quizás enternecedora...

A Ullán en realidad no le conocía mucho. Lo había tratado por primera vez en Ediciones Cátedra, donde trabajaba antes, aunque debo decir que en esos breves encuentros me había fascinado. Había leído también algunas de sus obras, con las que había disfrutado mucho. De modo que me dije a mí mismo: "A ver si este Ullán es como parece", y le lancé mi carta de propuesta... Y esperé, y esperé una respuesta que no acababa de llegar. Hasta que un día me lo encontré en la inauguración de una exposición de Vicente Rojo. Cruzamos una mirada y, sin decir una palabra, asintió dos veces, solemnemente, con su aspecto de emperador asirio.

Así que me puse a trabajar.

Lo que planeaba era una sección (aunque no muy frecuente: quizás sólo mensual), para que la acción tuviera una continuidad sobre los lectores . Había ido apartando una serie de libros para trabajarlos, y en agosto del 87 le mandé las primeras entregas a Ullán, acompañada de una carta. Como ésta fue enviada tambien por correo postal, pero ya había sido escrito con ordenador, la conservo. Venía con esta apostilla:

ante el riesgo (que he comprobado que es real) de que el lector piense que los libros reseñados son puros inventos, igual sería conveniente incluir una reproducción de la cubierta, o de algún otro elemento. Con esto, además, se remacha el tratamiento "normalizado" ("reseña" en un "suplemento" de "cultura", etc.) de un producto atroz o indigno, que es una de las ideas básicas de la sección.

Y adjuntaba los primeros artículos, que versaban sobre un libro contra la sociedad de consumo autoeditado por su autor, otro sobre cría del caracol, y uno más sobre halterofilia asturiana.

Ni siquiera eso le detuvo: en septiembre del 87 apareció la primera entrega, bajo el título genérico de "Rosas y puerros", que había tomado prestado de Arno Schmidt. Entre esa fecha y abril del 88 fueron apareciendo reseñas, entre otros, de un poemario dedicado a las putas (escrito por un policía destinado en el País Vasco), un tratado sobre los posos del café y otro sobre criptografía y perlustración.

Además de la sección, Ullán tuvo la valentía (o la confianza) de dejarme escribir en "Culturas" sobre temas como fractales, videojuegos y realidad virtual. Estas cosas ahora son del acervo común, pero cuando se publicaron no había empezado todavía la década de 1990... No fui un caso único: el suplemento fue con frecuencia una caja de sorpresas, y en esos años leí en sus páginas muchas piezas sabrosas y descubrí autores valiosos, que no había encontrado en otro lugar.

Visto ahora, en la distancia, mi inserción en ese panorama me parece un tanto sorprendente: en ese momento los suplementos literarios eran medios visibles, influyentes y muy leídos (uno saltaba de un diario a otro según el día de la semana, para seguirlos). Dar a un joven desconocido espacio para una aventura semejante era una muestra más de la independencia intelectual y el arrojo que fueron siempre la marca de Ullán.

Siempre lamenté su retirada de la palestra activa de los suplementos culturales. Años después, comentábamos la decadencia en la que se había visto sumido uno de ellos, y José-Miguel me dijo: "Pero que no se enteren que digo eso, porque entonces me dirían: 'Dirígelo tú'...".

No pude menos de pensar: "¡Ojalá...!".

Y éste es mi recuerdo de esos años. Posteriormente no nos vimos más que de vez en cuando en el ajetreado mundo cultural madrileño, pero su cariño y su complicidad me acompañaron muchas veces. A veces me llegaba de alguna institución que yo no conocía la propuesta de hacer algo (una conferencia, un artículo, un curso) sobre un tema de los que me encantan, y cuando indagaba, curioso, sobre cómo habían pensado en mí, me decían: "Ha sido Ullán". Así pude ir notando cómo su influencia llegaba a muchas partes, y cómo la usaba con libertad y sabiduría para enviarme, de vez en cuando, un mensaje de amistad.

 

P.D. Los artículos que publiqué en "Culturas" aparecieron en el volumen Húmeda cavidad, seguido de Rosas y puerros, Ediciones de la Universidad de Salamanca, 1996.

 

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Publicación en esta web, 20 de mayo del 2012

 

 

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