Vocabulario de ordenadores e Internet

José Antonio Millán
Ciber-

En esta ocasión, en vez de una palabra, hablaremos de un prefijo (o componente inicial de distintas palabras). Pero retrocedamos algunos milenios...

En giego kybernetes era el "timonel", la persona que gobierna la nave. Por eso cuando Norbert Wiener, en 1948, publicó una obra sobre el control de las máquinas, llamó a esa nueva ciencia cibernética. Lo cibernético se puso de moda a medida que se iban construyendo mecanismos (mecánicos o electrónicos) que podían controlar procesos: robots, computadoras...

A finales de los años 80 existía un poderoso ordenador llamado Cyber, que --según se cree-- sugirió a William Gibson en 1984 la creación del término cyberspace, en la novela Neuromante. Otros piensan que por esa época había bastante cibernética en el ambiente como para haberle podido influir. Sea como fuere, Gibson dio el nombre de cyberspace al conjunto de las redes electrónicas, como lugar de tránsito, hallazgos y encuentros, y lo definió como "una alucinación consensuada". El término se adaptó bastante naturalmente al castellano como ciberespacio (la traducción de la novela la hizo Minotauro en 1989). De él surgieron otros: ciberpunk (un tipo particular de activista de la red), cibernauta (o "navegante": de nuevo el mar). El uso se extendió para casi cualquier cosa que ocurriese a través de la Internet: cibersexo, ciberexperiencia. El lector es muy libre de forjar nuevas palabras a su antojo: yo he oído tranquilamente --o leído en algún emilio-- cibercolega, ciberamigo (alguien a quien se conoce básicamente a través de las redes). Hay también nombres propios: un notable activista español de la red es conocido como Cibergallego, usted está leyendo esta columna en el Ciberpaís...

En resumen: el prefijo ciber es una forma clara --y no excesivamente violenta para la lengua-- de marcar ciertos conceptos cuando se aplican al mundo de la Internet.

© José Antonio Millán, 1998
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