Español de Argentina y Cuba

 

José Antonio Millán

 

Günther Haensch, Reinhold Werner (dirs.)

Diccionario del español de Argentina. Español de Argentina-español de España.
Claudio Chuchuy (coord)
Gredos. Madrid. 2000.
732 págs., 7.300 pta

Diccionario del español de Cuba. Español de Cuba-español de España.

Gisela Cárdenas Molina, Antonia María Tristá Pérez, Reinhold Werner (coords.)
Gredos. Madrid. 2000.
608 págs. 6.650 pta

Dirección web del proyecto:
http://www.answer.uni-augsburg.de/dcea

 

Estas dos obras abren la serie de Diccionarios contrastivos del español de América que ha impulsado el Departamento de Lingüística Aplicada (lenguas románicas) de la Universidad de Augsburgo (Alemania), institución que lleva más de tres lustros dedicada a la lexicografía del español de América. Fruto de su trabajo fue la publicación en 1993 de diccionarios de colombianismos, argentinismos y uruguayismos, en el reconocido Instituto Caro y Cuervo de Colombia. Hay que resaltar que distintas instituciones alemanas han apoyado a lo largo de años este gigantesco esfuerzo creador, que hoy se continúa con la redacción de un diccionario del español de Bolivia.

¿Por qué se califican de contrativos estos diccionarios? Porque están centrados en aquellas palabras, acepciones o usos que son exclusivos de sus respectivos países (es decir, que no están en el español de España). Las dificultades teóricas y los problemas prácticos de semejante planteamiento destacan en seguida: por ejemplo, ¿deberían figurar en la parte americana las palabras que se usan corrientemente en la península, pero sólo para hablar de realidades de allá (como mate)? Claramente sí. Igual que las palabras que se usan en ambas partes, pero que en España tienen una frecuencia muy inferior, o un matiz, o una significación diferente (como el pez abadejo, que nombra especies distintas en Cuba y España). De la finura de los planteamientos y la gran depuración metodológica que se ha ido obteniendo en el proyecto dará idea la Introducción a cualquiera de estos volúmenes (que, a propósito --y como empieza a ser frecuente en obras científicas-- presenta una versión reducida en el libro y una extensa en Internet).

Diríamos, pues, que una persona armada de uno de estos diccionarios contrativos, más un buen diccionario de español europeo (como el de Español actual de Manuel Seco, que no recoge usos exclusivamente americanos) podría abordar cualquier palabra o expresión encontrada en Cuba o Argentina. Estos diccionarios se ordenan por la forma americana, pero un índice final desde el español peninsular permite saber , por ejemplo, que "cuando las ranas crien pelo" es en Cuba "cuando el manco eche dedos". Otros índices por el nombre científico de animales y plantas permiten resolver el siempre espinoso problema de sus denominaciones vulgares. Y, por supuesto, no sólo el especialista, sino el lector de literatura argentina o cubana, el traductor o el viajero encontrarán una utilidad indudable en estas obras.

El volumen dedicado a Cuba presenta 7.363 entradas, por las que sabemos que cortar es "hacer un giro con el volante para sortear un obstáculo", que un mecánico es lo que en España llamamos "vaqueros", que fruta es el coloquial para "miembro viril", que el diminutivo de mano es manito (no manita), que tape (pronunciado "teipe") es "cinta aislante", y que un abicú es el portador de un maleficio que causa la muerte de sus hermanos. Aunque la tradición de lexicografía cubana tiene una larga tradición, iniciada en 1836, cuando el aficionado Esteban Pichardo, publicó el Diccionario provincial de voces cubanas, la riqueza de informaciones semánticas, enciclopédicas y de construcción de esta obra la convierten en imprescindible.

Lo mismo se puede decir del volumen de Argentina, que es la evolución de la obra publicada en 1993, bajo la misma direccion, en el Instituto Caro y Cuervo. Sus 9.169 entradas informan, por ejemplo, de que overol es nuestro "mono" (de trabajo), que mandinga es el diablo en el campo argentino, pituco es el equivalente a nuestro "pijo (persona de clase alta)", la "vestimenta para dormir" se llama piyama, juego de living es el "tresillo (sofá y dos sillones)" y Mongo es el personaje inexistente a quien encomendamos a alguien al que no queremos satisfacer (nuestra "Rita la cantaora").

Así, desde lo coloquial y cotidiano hasta lo rural, desde el mundo natural (cientos de animales y plantas pueblan estas páginas) al urbano, los hablantes de español tienen una precisa herramienta en estos excelentes diccionarios, que publica la Editorial Gredos --de una larga tradición filológica y lexicográfica-- con ayuda de la Dirección General del Libro.

Publicada por primera vez en El país, enero del 2001

Última versión, 29 de marzo del 2001
 

 

Sobre voces eróticas cubanas.

En la Red hay un Diccionario Argentino-Español para españoles, de Alberto José Miyara
http://www.el-castellano.com/miyara/

 

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