Las hay grandes, pequeñas, minúsculas... Dependería de la función, de los recursos o de la zona. Pero nunca les faltan las comodidades mínimas: situación al abrigo de la tramontana, frente soleado, bancos o poyetes para sentarse o comer... Algunas, ¡hasta tienen un pequeño jardín pegado a ellas!
Junto a la entrada, este banco-mesa, y a la
derecha una curiosa piedra;
Hay muchas, tantas que el viajero, paseante o excursionista no haría otra cosa que pararse a visitar todas y cada una de las que encuentra. Las más diminutas serían tan solo refugio para animales, o para guardar herramientas, mientras que en las mayores, con ventanas y hogar, pueden caber holgadamente personas.
En cuanto a su forma, son cilíndricas (o más bien troncocónicas) o cúbicas (ligeramente trapezoidales). A veces constan de varios cuerpos unidos. El techo siempre es plano.
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