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Edición electrónica

El "efecto King"

José Antonio Millán

 

 

La (pen)última invención de Stephen King: la resurrección del libro por entregas

Más sobre libro electrónico en "Edición electrónica y digital"

(derecha) Portada del libro de King en el Glassbook

 

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El caso King

Tipos de libro electrónico

Programas lectores

Dispositivos dedicados

Dispositivos generales

Protección

Facilidad de lectura

La situación en español

Enlaces

 

¿Quién temía al libro electrónico?

El éxito de la publicación digital del último libro de Stephen King anima los nuevos sistemas de edición

 

Muchos libros tienen fecha de aparición, pero la última obra de King tuvo además hora: las 00:01 del 14 de marzo pasado. "En un movimiento sin precedentes en la industria editorial del libro electrónico, el autor superventas Stephen King ha pedido que su relato Riding the Bullet (Cabalgar la bala) esté disponible en exclusiva para los lectores de libros electrónicos". La noticia se extendió por la red y la prensa mundial: no en vano Stephen King es un autor cuyas obras son sistemáticamente best-sellers en cualquier lengua.

Para muchos lectores, esta era la primera vez que se oía hablar del "libro electrónico"... Y para otros era la primera vez en serio. En el campo de las nuevas tecnologías no pasa un mes sin que se anuncie un nuevo gadget o artilugio, de modo que el sufrido consumidor se ha acostumbrado a enterarse más o menos de qué va, y a ponerlo en cuarentena rápidamente.

Pero ahora la cosa había cambiado: nada menos que Stephen King se pasaba en cuerpo y alma al libro electrónico. ¡La cosa tenía que ir en serio!. Y además, se ofrecía un buen señuelo: "Por un solo día, el 14 de marzo, BarnesandNoble.com ofrece su descarga gratuita. Después estará disponible por un precio de ganga: $2.50" (menos de 450 pesetas). Y el elemento detonante: la obra no se editaría en papel... Quien quisiera leerla, tendría que pasar por el canal electrónico.

Decenas de millares de personas, adictos a King, a los artefactos digitales, o la intersección de ambos conjuntos, corrieron a las librerías virtuales donde se servía, con la intención de conseguir la primicia. Como es lógico, los servidores reventaron, en la temida figura del e-commerce conocida como "morir de éxito". Pero en seguida la venta continuó, batiendo el récord absoluto de ventas de una obra en el primer día. Dos semanas después, 500.000 personas se la habían bajado. King calcula que ganará 450.000 dólares en total (unos 78 millones de pesetas). El relato nunca podría haberse publicado aisladamente en forma de libro, debido a su corta extensión: 66 páginas. Y además King ha declarado a la revista Time que si la hubiera publicado en una revista como New Yorker o Playboy, lo más que hubiera ganado habrían sido 10.000 dólares.

Todo según lo previsto... Se había coronado una de las mayores operaciones de mercadotecnia al tiempo digital y editorial. King no es ningún entusiasta tecnológico, aunque sí ha demostrado un cierto gusto por la experimentación: en 1984 escribió The Talisman en colaboración con el también escritor de terror Peter Straub usando un ordenador y un módem; su obra Blood and Smoke salió el año pasado exclusivamente en versión audiocasete. Tampoco ha demostrado ser un especial activista en la Red: mantiene un sitio web promocional bastante torpe, y se beneficia del hecho de que muchos de sus adictos le dedican sitios en la web. Simon & Schuster(el editor de Riding the Bullet), tiene incluso una zona de banners e imágenes de cubiertas de libros para que los fans los incorporen a sus webs... No: King y su editor han hecho esto en beneficio propio y para promocionar el mundo incipiente de los libros electrónicos.

Por otra parte, los impulsores del libro electrónico han promocionado esta nueva forma de lectura... y de distribución, hasta límites nunca antes sospechados. Una amplia encuesta recibida por todos los compradores a los pocos días de comprar la obra (con el señuelo de unos jugosos premios) permitirá mejorar el conocimiento de este nuevo segmento de compradores, y suministrarles nuevos productos.

¿Veremos la obra en español? Para saberlo me puse al habla con Ralph Vicinanza, agente de King para derechos extranjeros. Vicinanza es un agente especializado en ciencia ficción (ha gestionado los derechos de Asimov, Heinlein...). Desde su oficina neoyorquina, me informó sorprendentemente de que no deseaba licenciar una operación similar en otras lenguas:

Lo que hicimos fue un experimento dijo.
Pero un experimento exitoso. ¿Por qué no lo repite en la segunda lengua en importancia, el español? contesté.
No deseo ceder los derechos a otra lengua, porque entonces todas las demás se me echarían encima.
Ese es el sueño de un agente repuse.
Más bien su pesadilla... Europa dijo está un año por detrás de Estados Unidos en materia de seguridad [en la red].
Bueno: si eso es lo que le preocupa cualquier editor europeo podría trabajar con la casa de software que mejores resultados haya dado en la experiencia americana...

Vicinanza en tono más bien seco se negó a considerar esa posibilidad.

El argumento del agente de King es claramente falaz: Europa ofrece estándares equiparables a los de EEUU... entre otras cosas porque usa equipos y software que provienen de allí. Ya hay ofertas para hacer la edición electrónica en castellano (confirma su agente en España, Raquel de la Concha), y normalmente los autores lo que quieren es vender sus obras... ¿No ocurrirá que veremos de pronto Cabalgar la bala en español a la venta en cualquier gran librería virtual norteamericana?

 

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Cytale, el nuevo e-book francés

 

 

Los muchos libros electrónicos

En principio, cualquier objeto libresco en forma digital tiene derecho a llamarse "libro electrónico" (en inglés, e-book). Una de las primeras ediciones que mereció ese nombre fue la de La Divina Commedia del editor italiano Zanichelli, en 1988, bajo la forma de un floppy disk de 5½ pulgadas que contenía el texto en ASCII (el formato más simple). Durante muchos años, el libro electrónico tuvo casi exclusivamente una función académica: eran ediciones que permitían al investigador buscar una determinada palabra, hacer estadísticas, etc. Pero, aunque a nadie se le habría ocurrido usar una edición electrónica para "leer", ya hubo quien se apresuró a decretar la muerte del libro, tal y como lo conocíamos.

Pero pronto hubo llamamientos a la calma: uno no se puede llevar el ordenador a la playa, decían unos. O a la cama, apostillaban otros. Para investigar, todavía, pero qué mal se lee en pantalla... señalaban los de más allá.

Y de pronto, las cosas se han acelerado. Hoy tenemos programas que permiten leer cómodamente un libro en cualquier ordenador. Tenemos aparatos del tamaño de un libro, dotados de pantalla y con buena legibilidad. Y por último tenemos otros dispositivos portátiles (agendas, asistentes), no destinados en principio a la lectura de libros, pero que podrán perfectamente cumplir ese cometido. Disponemos, como complemento, de una red de conexión universal —la Internet— y un sistema de comercio electrónico suficientemente implantado. Para acabarlo de arreglar, el texto es, de todos los contenidos, el que más rápidamente viaja por la red...

Todo el sistema de comercialización del libro está cambiando. Una serie de compañías de peso están apoyando el estándar Electronic Book Exchange (EBX) para protección, transmisión y validación de obras en el equipo del usuario. Para la venta pueden actuar los propios editores o las librerías virtuales. Una pregunta que muchos se hacen es si este nuevo sistema llegará a hacer prescindible al editor, porque en teoría cualquier autor podría comerciar directamente por la red con sus libros en forma electrónica. De hecho, ya existe un sitio, Ematter, para que los autores ofrezcan directamente sus libros, al precio que ellos fijen. De cada venta obtendrán el 50% (cuando los autores raramente obtienen más del 8 o 10%).

Para preservar el negocio, los libros comprados para un dispositivo dedicado, o para un software instalado en un ordenador concreto, no pueden ser leídos en otro aparato u otro programa (aunque sea de la misma marca). Otra modalidad posible, pero menos extendida, es la posibilidad que tú dejes una obra a un amigo, pero mientras él la tenga tú no puedas leerla (vamos, como ocurre con los libros de verdad...). Por otra parte, si uno ha comprado un libro, puede normalmente borrarlo de su equipo y volverlo a descargar gratis. Y la posibilidad de que la obra se pueda imprimir o copiar queda siempre al arbitrio del editor.

Pero al lado de estas obras protegidas, todas las librerías de libro electrónico cuentan con obras abiertas y gratuitas. De hecho, ya ha comenzado el transvase del famoso proyecto de voluntarios Gutenberg a libros electrónicos. La mayoría de los sistemas de libro electrónico cuentan con programas gratuitos para crear obras en sus formatos específicos en modalidad no protegida.

Además de la pura función de lectura, la mayoría de los libros electrónicos permiten cambiar el tamaño de las letras, subrayar y hacer búquedas y anotaciones. Las obras pueden contener hiperenlaces y desde ellas se puede llamar a diccionarios.

¿Qué tipo de obras pueden acabar en forma electrónica? Ya se ha comprobado que los bestsellers son uno de ellos, y es lógico: al fin y al cabo son libros que uno no siempre desea conservar, sino que se dejan en el asiento del tren cuando se han terminado. Otro de sus públicos naturales podrían ser los estudiantes: ¿no sería mejor un leve dispositivo de lectura que una mochila llena de libros? Al alivio de peso en libros de texto habría que añadir la facilidad de consulta integrada de obras de referencia, e incluso la posibilidad de contar con sonido incorporado (muy útil en el aprendizaje de lenguas extranjeras). SoftBook ha empezado un proyecto piloto en Texas: los alumnos se bajan directamente de la línea telefónica (su sistema no exige un PC) programas, deberes y lecturas. Otro blanco claro son las personas que viven fuera de su país, y tienen difícil acceso a la lectura en su lengua: el nuevo libro electrónico francés Cytale aspira a llegar a una parte de los 1,8 milones de franceses que viven en el extranjero...

¿Qué ocurrirá en el futuro? Por el momento, el éxito de King ha animado a muchos. International Data Corporation cree que en el 2004 un 5% de hogares estadounidenses contarán con libros electrónicos. Mientras llega ese momento, se exploran nuevas fórmulas: el último título de la editorial de la Harvard Business School, Digital Capital (sobre cómo hacer negocios en la Web) sale a la venta en formato normal el 1 de mayo, pero desde un mes antes ha estado disponible (y más barato) en RocketEdition.

A continuación, presentamos algunos de los artefactos y programas que se pueden considerar "libro electrónico"...

 

Programas Lectores

Reproducen en la pantalla del ordenador la página de un libro, con unos comandos simples de paso de página, o zoom. Sólo pueden leer sus formatos propios. Enlaces.

 

Microsoft Reader

Lanzamiento de Micrososft en el verano del 2000. Prometen vender 100.000 libros en ese formato para finales del 2001.

 

Glassbook Reader

Es un programa gratuito que se puede bajar de la red (el programa de instalación tiene poco más de 7 megas).

Se pueden comprar libros para ese formato en sitios como Barnes and Noble.

 

Acrobat Reader

De la casa Adobe, este lector permite leer archivos PDF (Portable Document Format). Los autores o editores disponen del programa Adobe PDF Merchant para cifrar los documentos y del We Buy para comercializarlos por línea. El editor enviará por correo electrónico la clave de acceso al comprador de una obra, para que éste pueda leerla.

 

Netlibrary eBook Reader

Otro programa de lectura que sólo puede leer sus propios formatos.

 

Dispositivos dedicados

Son aparatos cuya única misión es recibir libros y permitir su lectura. Suelen contar con pantalla táctil y un sistema de menús, con algún comando básico integrado en el hardware (como "pasar página") . También suelen permitir hacer anotaciones, con un punzón que llevan incorporado. La única forma de introducir obras en ellos es a través de una conexión: no tienen lector de disquetes ni de CD-ROM. Su mayor inconveniente es que su contenido no se puede imprimir ni exportar a ningún programa.

Enlaces. Sistemas en prototipo o investigación

 

Rocket eBook

Es un dispositivo del tamaño de un libro de bolsillo (12 x 19 cm.), con pantalla monócroma de 8 x 12 cm, de dirección de lectura orientable (vertical o apaisada), que pesa más de seiscientos gramos. Su versión menor tiene 4 megas de capacidad de memoria (lo que equivaldría a 3.800 páginas, o diez libros). Vale menos de 200 dólares (unas 35.000 pesetas). La versión superior cuadruplica la capacidad por 269 dólares. Tiene autonomía para unas 5 horas, dependiendo de si se lee con la luz propia o con luz ambiente.

Recibe las obras a través de un ordenador personal que se conecta a la red. Cuenta con numerosos libros en catálogo, incluyendo best-sellers¸ y muchas obras gratuitas. También puede recibir suscripciones a periódicos como The New York Times o The Wall Street Journal. Por el momento se comercializa sólo en los Estados Unidos.

Los comandos se introducen mediante menús accionables desde pantalla táctil (con el dedo o a través de un punzón incorporado). Las anotaciones del lector se introducen mediante el punzón.

 

Softbook

Dispositivo que pesa 1,3 kilos, y se vende por unos 600 dólares. Tiene también pantalla monócroma y una autonomía de dos a cinco horas. Lleva un módem incorporado, por lo que para cargar obras no usa un ordenador, sino directamente la línea telefónica.

Tiene una capacidad de almacenamiento equivalente a 100.000 mil páginas impresas. Dispone de un catálogo de obras disponibles inferior al Rocket eBook, y cuenta también con la posibilidad de suscribirse a Time, Fortune, Fast Company...

Tiene también un formato propio de obras (aunque está en estudio un acuerdo para poder leer también archivos Rocket). El fabricante ofrece un editor para convertir ficheros Word a su formato. Se comercializa sólo en los Estados Unidos.

 

Cytale

En un panorama dominado por la industria estadounidense, destaca este libro electrónico fabricado en Francia, y presentado hace un mes en el Salon du livre de París. Al igual que el Softbook, se recarga directamente desde el teléfono. Tiene memoria para 15.000 páginas ampliable a 50.000.

Su mayor novedad es la elegancia del diseño, y el hecho de tener pantalla en color. El mayor problema parece ser el peso: cerca de un kilo. Su precio ronda las 100.000 ptas. Anuncian un catálogo disponible de un millar de títulos.

 

Eink

Es aún un prototipo no comercializado, pero ya ha hecho correr ríos de tinta... no electrónica. Pretende ser un material que se presenta en láminas flexibles que contienen diminutas esferas que se polarizan por el paso de la corriente y crean los caracteres.

 

Dispositivos generales

Asistentes personales, y similares

Los asistentes o agendas electrónicas son dispositivos portátiles que incluyen directorios telefónicos, agenda, control de citas..., y están muy extendidas (hay 4 millones de unidades vendidas en el mundo, sobre todo en EEUU y Japón). Tienen distintos sistemas operativos: el Palm, el Psion, o el Windows CE.

Aunque no se han concebido inicialmente para la lectura, se aprovechan sus capacidades de presentacion de texto para convertirlos también en lectores de libros... Con algunos problemas: las 66 páginas que ocupa la novela de King en Glassbook se convierten en 217 en un Palm Pilot. Hay un sitio especializado en obras para este segmento de aparatos: PeanutPress.

 

Sistemas mixtos

Anuncian conexión entre distintos soportes tradicionales (papel) y contenidos electrónicos. Aún no se sabe qué darán de sí. Es el caso de New Media Books.

 

Protección

 

A los quince días de ponerse a la venta el libro de Stephen King, un conocido comentarista del mundo digital pedía desde su página de la red que le hicieran llegar versiones pirata de la obra. Inmediatamente empezó a recibirlas.

Hay muchos sistemas de difusión de obras, y algunos de ellos son más seguros que otros. En general, se puede afirmar que los sistemas que tienen un componente físico, de hardware (es decir, aparatos como el Rockett eBook), pueden garantizar un grado de protección mayor que los basados sólo en software. En el escándalo (relativo) que causó el descubrimiento de copias pirata de King se reveló que la compañía que había hecho el cifrado de las obras quiso que el editor retrasara el lanzamiento hasta que tuvieran dispuesto un sistema seguro (de 64 bits): el editor no quiso esperar, y la obra apareció con un sistema de protección débil.

Pero es un principio de la edición electrónica (y no sólo de la electrónica) que "si se puede leer, se puede copiar". Aunque la novela de King fue divulgada mediante sistemas que vetaban su copia o impresión, hay modos de burlarlos. A partir de la visualizacion en el programa Glassbook —por ejemplo— uno podría hacer 66 capturas de pantalla, e imprimir 66 páginas... Laborioso, pero factible. Luego se puede pasar la impresión por un escáner, aplicar un OCR (reconocedor de caracteres) y tener un texto digital que se puede enviar a cualquiera o convertir en una página web. Más fácil: ya existen programas de OCR que tienen como entrada directamente la presentación en pantalla... O si no, siempre se puede copiar la obra en un procesador de textos. Pero, ¿quién va a tomarse todas estas molestias para no pagar 450 ptas? Por eso la situación es menos grave de lo que parece: la presencia de las copias pirata de Riding the Bullet no impidió la venta de cientos de miles de ejemplares.

En general, ya hay medios legales suficientes para perseguir a quienes difundan materiales de los que no son propietarios, tanto nacional como internacionalmente. Y los sistemas individuales de transmisión ilegal normalmente hacen poco daño, en el caso de obras de venta masiva. Por último, no siempre hace falta proteger para ganar: hay modelos de negocio de contenidos basados en la transmisión de obras que tienen propiedad intelectual, sin ningún tipo de protección. Piénsenlo la próxima vez que enciendan la televisión...

 

 

¿Lectura cómoda?

 

La verdad es que el libro tradicional es un artefacto muy bien pensado ("tan bien concebido como un cuchillo", suele decir el diseñador Yves Zimmerman): cuando está bien hecho es portátil, duradero, de bajo consumo energético, de lectura óptima, fácil anotación... Las emulaciones electrónicas de algo tan perfeccionado por siglos de práctica lo tienen difícil.

De entrada, está la cuestión de la lectura. Un libro impreso sin gran calidad tiene una definición de unos 1.200 ppp (puntos por pulgada), una impresora alcanza los 600, mientras que los monitores de ordenador están por los 96 ppp, como mucho. La definición alta redunda en facilidad de lectura, incluso en condiciones duras, en disminuir el cansancio, etc. Hay sistemas, como el llamado "tinta electrónica", E-ink (aún en prototipo), que pretenden acercarse a la calidad del libro impreso. La posibilidad, presente en todos los sistemas de libro electrónico, de aumentar el tamaño de la letra, será muy útil para la población de los países desarrollados, progresivamente envejecida (y por tanto con "vista cansada")...

Una ventaja del Rockett eBook y dispositivos parecidos es la capacidad. Como decía uno de sus usuarios, "un libro de medio kilo es una tontería; una biblioteca de medio kilo es una maravilla". Si un sólo objeto puede contener veinte libros, toda la documentación de mi oficina y un diccionario de consulta (al que se puede llamar desde cualquier palabra), la cosa presenta ventajas. Si además permiten hacer anotaciones, llevar la agenda, etc., podemos encontrarnos con un valioso asistente portátil. Y precisamente la disminución de peso y el aumento de la autonomía energética son los objetivos claros para estos aparatos.

Un aspecto curioso de los dispositivos dedicados es la iluminación: aunque se pueden leer con luz externa (¡en la playa!), también la tienen propia. Eso permite leer en la cama (cuando la pareja duerme), en un automóvil (aunque ningún oculista lo recomendaría), etc.

En los programas para leer en la pantalla del ordenador, la lucha está en mejorar la legibilidad, sobre todo en las pantallas de menor definición (como las de ciertas agendas, ordenadores portátiles, etc.). Los esfuerzos se están centrando en mejorar la tipografía utilizada, y esa es la apuesta de Microsoft, con el ClearType.

 

 

El libro electrónico en español y en el Estado Español

Por el momento no se han comercializado en España los libros electrónicos (es decir, el hardware dedicado a lectura), y es posible que aún tarden muchos meses: el Rockett eBook se anunciaba para finales del 2.000. Por esa razón casi la única actividad editorial digital que se encuentra es en forma de archivos para programas de lectura.

Quizás la actividad más profesional a ese respecto sea la de las Ediciones Virtuals de la Universitat Politecnica de Catalunya, en catalán y castellano, que pronto cumplirá dos años de existencia. Tiene un catálogo de 250 títulos disponibles a la venta, todos científico-técnicos a nivel universitario, y muchos de los cuales existen sólo en forma digital. Se han superado los cien archivos diarios servidos. El precio es fijo: 4 ptas. por página (IVA incluido). Así, un archivo de 50 páginas costará 200 ptas. Una característica curiosa, típica de la edición científico técnica (y no aplicable, por ejemplo, a la literatura) es que se puede comprar sólo un determinado capítulo. Sus libros —que se sirven protegidos— se venden también en el extranjero, sobre todo en Hispanoamérica.

El caso reciente más notable es el de la editorial Manuscritos, que anuncia la salida de varias obras de Fernando Arrabal, y que ya había publicado unas piezas teatrales de Pedro Maestre. Manuscritos sirve sus obras en los formatos Word (de PC o MAC), PalmV o Acrobat, a un precio típico de 585 pesetas.

No todos los editores virtuales cobran al público. Badosa EP difunde desde hace años gratuitamente textos literarios inéditos en formato digital. El Aleph, que tiene un catálogo en español notable, permite la descarga de archivos PDF protegidos, y luego envía la clave al lector. Éste tiene derecho de divulgar la obra (acompañada siempre de la noticia de propiedad original), pero no de ganar dinero a través de ella. Anuncios en los libros, en el sitio web, o el hecho de disponer de datos de los lectores, pueden llegar a rentabilizar estas iniciativas. Por último, hay editores digitales que cobran a los autores por darles a conocer en la red, como Stand@rte.

Un hecho determinante de la edición virtual es que no hay más fronteras que las lingüísticas: todo el que sabía leer inglés, en cualquier país del mundo, pudo comprar y leer la obra de King. Por tanto no está garantizado que el monopolio de la edición electrónica en castellano lo tengan editoriales de países hispanohablantes, y lo mismo ocurre en otras lenguas: los vencedores del libro electrónico del futuro serán sencillamente los que den mejor servicio, atraigan mejores autores y promocionen mejor sus obras.

La combinación del libro electrónico y la impresión a la carta hará que surjan agentes nuevos en el mercado: galeristas que se harán editores (Youcantouch), autores que se autoeditarán, sitios especializados sólo en promocionar, sólo en vender, sólo en editar, sólo en imprimir...

 

 

Enlaces

 

Algunos sitios donde apareció a la venta Riding the Bullet:

http://BarnesandNoble.com

http://Powells.com

http://www.peanutpress.com

 

Sitio oficial de Stephen King

http://www.stephenking.com/

 

Sitio de su editor Simon & Schuster

http://www.simonsays.com/

 

Electronic Book Exchange Working Group

http://www.ebxwq.com

 

Libros electrónicos y programas lectores

Microsoft Reader

http://www.microsoft.com/reader.htm

Acrobat Reader

http://www.adobe.com/epaper/

Glassbook

http://www.glassbook.com

Modern Age Books

http://www.mabooks.com/

Netlibrary

http://www.netlibrary.com/

New Media Books

http://www.newmediabooks.com

Rocket eBook

http://www.rocket-ebook.com/

Softbook

http://www.softbook.com

Virginconnect

http://www.virginconnectme.com/

 

Libros electrónicos en prototipo o investigación

Eink
http://www.eink.com/

Everybook Dedicated Reader

Lectrice

Millennium Ebook

NewsPad

Victorian Laptop

WebMan

WebPad

XLibris

 

Editoriales virtuales

Badosa

http://www.badosa.com

Edicions Virtuals de la Universitat Politecnica de Catalunya

http://www.edicionsupc.es/virtuals/

El Aleph

http://www.elaleph.com/

Manuscritos

http://www.manuscritos.com

Stand@rte

http://www.estandarte.com

 

Otras

Ematter

http://www.fatbrain.com/ematter/home.html

00h00

http://www.00h00.com

Youcantouch

http://www.youcantouch.com

 

Versión modificada y ampliada de lo publicado en Ciberp@ís, suplemento de El País, el 20 de abril del 2000

Última modificación, 23 de septiembre del 2000

 

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