Dos muros de piedra paralelos (con paralelismo aproximado), que van recorriendo laderas, subiendo repechos y bajando valles constituyen un camino.

Camino abandonado que desemboca viniendo desde el Este en el camino de Cadaqués a Port de la Selva.

Se les ve por cualquier parte, apuntando en cualquier dirección. Son caminos de herradura, para hombres o para bestias de carga: ningún carro o vehículo con ruedas podría circular por estas lenguas escarpadas de roca desnuda encerradas entre muros.

Camino del Mas d'en Baltre

Las paredes de los caminos exhiben con mucha frecuencia remates erizados, que acompañan al viajero como dorsales gigantescas.

Para salvarlas, y subir a los campos colindantes (o bajar de ellos), vemos muchas veces en estos caminos arriesgados escalones voladizos.

Ahora que los campos están incultos, que no hay animales de carga y que nadie va a ningún lado, los caminos son con frecuencia zarzales, y el que quiere seguir su recorrido hace mejor muchas veces en caminar por una terraza contigua. Como muestra de lo antiguo del abandono en que se encuentran, a veces un árbol brota en el puro centro de la antigua ruta.

En la lejanía, la parte superior del Camí des Pins d'es Rector

Saliendo de lo que hoy es la carretera de Cadaqués a Rosas,
el Camí des Dolors

Y están también los caminos que van bordeando montañas y sorteando precipicios. En ellos las piedras actúan sujetando el borde, creando una terraza artificial y continuada por la que los hombres pueden transitar.

Camino de Cala Nans

Y por último, están los caminos a la salida de los pueblos, encerrados entre los muros de las fincas colindantes.

Camí Vell de Cadaqués a Port Lligat, hoy en vías de destrucción
y generalmente convertido en vertedero