En el aire
De todos los géneros de desafíos a la verticalidad que plantean las construcciones pétreas del Alto Ampurdán, ninguno tan desazonante como las escaleras voladizas, tanto por su concepto como por su realización... Porque estas escaleras, compuestas por tres, cuatro o cinco lajas de piedra que sobresalen de un merge, permiten al hombre ganar rápidamente acceso a un plano superior, allá incluso donde no habría sitio para otro tipo de dispositivo de subida. Están efectivamente suspendidas en el aire, en la nada, sobresalientes, desafiando con su horizontalidad el paso del tiempo. ¡Y encima luego, ha de venir el hombre y recargarlas aún con su peso! Son prodigios arquitectónicos, porque ahorran materiales y espacio, y sólo han requerido la búsqueda de las grandes piezas, y un cuidadoso asentamiento del talud.
Por su economía de espacio, este tipo es el que se utiliza para descender a un camino desde alguno de los campos colindantes. Los altos muros que cercan estas vías de comunicación tienen en estos salientes escalonados su vía de acceso natural..
Varios tramos de escaleras voladizas permitían acceder a unos cultivos en una ladera escarpada del rec que desemboca en Port Lligat. Si puedo, no uso estas viejas escaleras en mis desplazamientos por los campos, porque, aunque han durado muchos años, el abandono ha minado una estabilidad que sabemos grande, y no es raro ver en ruinas alguna de estas escaleras...
Y una de las variedades más hermosas y terribles de escalera voladiza es la que permitía a los hombres descender a un rec. Los recs son cauces abiertos por las aguas torrenciales, y para proteger las tierras colindantes ha habido que defender los márgenes con muros de piedra. Pues bien: para descender desde el margen al abrupto fondo abundan estos escalones volantes. Arriba, a la derecha, en la pared del rec
de Palau, sobresalen los peldaños de una escalera. Vea otro caso de escalera voladiza sobre un rec. Y aún los hay más curiosos
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