Estamos ante uno de esos prefijos (o partes iniciales de palabra) que han tenido éxito en los nuevos medios, como también ocurría con ciber.

La fama actual de esta palabra griega (que significa "encima", "sobre") comenzó con la noción de "hipertexto". Quien inventó este artefacto fue el norteamericano Ted Nelson, que concibió –-años antes de la WWW o MMM—- un sistema informático que podría ligar sin límites fragmentos de texto. Cuando apareció la Web o Malla Mundial, estaba precisamente basada en el hypertext transfer protocol, o "protocolo para transferencia de hipertexto", que es la famosa sigla "http" que encabeza cualquier dirección que se introduzca en un hojeador (o explorador o navegador). El hiper también está en el HTML o HTM, que aluden al sistema de "etiquetado de hipertexto" propio de la MMM.

El prefijo comenzó luego a extenderse: un diccionario basado en el hipertexto será un "hiperdiccionario", las conexiones entre sus partes serán "hiperenlaces" o "hipervínculos", la narrativa que utilice sus recursos será "hiperficción" (claro que también existe la "hiperpoesía", y cualquier día veremos un "hipersoneto"), el conjunto de los medios expresivos (texto, imagen, sonido) que se ponen en juego en un obra hipertextual constituirá un "hipermedio". Incluso existe una hipertulia, o tertulia centrada en temas hiperficcionales e hipertextuales. La lleva Susana P. Toska, dentro de la revista Espéculo de la Universidad Complutense (http://www.ucm.es/OTROS/especulo/hipertul/)